¿Por qué rugby?

En el mundo del rugby, vayas donde vayas, encuentras que los jugadores, los ex-jugadores (aunque nos encanta decir eso de “no existen”), los familiares de unos y de otros, los aficionados simpatizantes (aunque no sepan todas las reglas); que todos ellos de este deporte destacan, entre otros, la solidaridad, la pasión, la honestidad, el respeto, y la disciplina. Pero ¿por qué? ¿Acaso no es lo propio del deporte? 

Yo diría que el rugby tiene dos cosas que hacen que sea tan especial: una es su propio diseño, es decir, su estructura como juego, el pasar hacia atrás (si voy solo avanzaré un poco, si voy contigo llegaremos lejos), la puesta en juego del balón implica a los dos equipos en la melé y la touche, dando oportunidad al oponente de recuperar, que se juegue con todo el cuerpo en todo momento, y prácticamente la totalidad de sus normas como juego. 

Y la segunda es en el modo personal de practicarlo, es decir, que implique la acción y la intención, que necesite de un esfuerzo global del cuerpo pero también de la mente y el “corazón”. Estos dos pilares lo hacen diferente. La competición no es competencia, es cooperación, hasta el contrario es necesario para que la melé no se hunda y así poder jugar, no se saca de banda si no está el pasillo conformado por los dos equipos, y lo del tercer tiempo, algo inigualable en ningún otro deporte. La práctica de este deporte compromete a toda la persona en cuanto a lo físico, como es muy evidente, y lo mental y emocional, pues hay muchas decisiones individuales y colectivas con gran responsabilidad en cada lance del juego como pasar o guardar, chutar o chocar, y un largo etc. Necesita cada jugador confianza en sus compañeros y de éstos con él tanto en los aciertos como en los errores, tanto en la fortaleza como en la debilidad y otro largo etc. 

Si me preguntara alguien por otro deporte le diría lo mismo pero, siendo la práctica ya diferente y le devolvería la pregunta: ¿cómo se practica ese deporte? Porque el rugby tiene, hemos dicho, dos cosas que lo hacen especial, la primera no se puede copiar pero la segunda, la segunda depende de cada persona que lo practique, y aquí la libertad, el dejarse llevar por la presión de la masa o ser uno lo que ha venido a ser. Cuando uno pisa la cancha de rugby (dicen que también como espectador) queda envuelto por un algo que lleva a ser disciplinado, aceptado, acogedor, respetuoso, solidario, deportivo en una palabra. Y todo esto que estamos enumerando no me va a negar que es lo que deseamos para la vida, lo que queremos para nuestros hijos, amigos, en el lugar de trabajo, …lo resumo en una expresión es muy humano.